Un cementerio de mascotas que se esconde en sus jardines, la aparición del demonio o el encierro de un bebé en una de sus habitaciones. Esta residencia de la familia real británica se encuentra envuelta en un entramado de historias misteriosas que se pueden conocer ahora en un 'tour' por sus estancias.
A 8 horas en coche del castillo de Windsor se encuentra el castillo de Glamis, la residencia en la que la reina Isabel II vivió antes de que su padre Jorge VI se convirtiera en rey. En este enclave escocés del norte de Reino Unido, en Edimburgo, la recientemente fallecida reina de Inglaterra pasó parte de su infancia con la Reina Madre e incluso allí nació su hermana pequeña, la princesa Margarita.
El majestuoso castillo se encuentra rodeado de frondosos y verdes jardines y su construcción impone a primera vista desde el exterior, pero es su interior el que más respeto se ha ganado siendo fuente de historias y leyendas que lo sitúan como una de las construcciones más misteriosas de la historia británica.
Antes de ser residencia de la corona británica ya estaba impregnado de relatos de brujería y hechizos. Cuenta la leyenda que a Earl Beardie, un conde conocido por su afición al juego y a las apuestas, lo incendió el demonio en una de sus estancias. Dicen también que la mujer de gris (Janet Douglas) fue encerrada y quemada en la hoguera por supuesta brujería y que desde entonces se pasea su fantasma por el castillo.
En sus jardines, en los que se necesita más de una hora para poder recorrerlos por completo, existe un cementerio de mascotas en el que descansan los diferentes animales que pertenecieron a las familias que vivieron en Glamis: desde perros hasta cobayas.
Elizabeth II pequeña en los jardines de Glamis Castle |
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